¿Coronavirus pone en jaque el financiamiento de la agenda social?

La expansión del Covid-19, más conocido como coronavirus, tiene al mundo atento a su impacto sanitario pero también económico. Y su arribo a Chile no ha pasado inadvertido, sobre todo porque podría implicar mayores exigencias a las arcas fiscales, ya presionadas por el conflicto social que estalló en octubre.

Ante ello, de hecho, el Gobierno activó una agenda social, cuyo costo alcanza a unos US$ 3.900 millones en tres años.

Este año, además, se prevé que el gasto público subirá 8,5% -magnitud propia de tiempos de crisis-, con lo que llegará a representar un 25,8% del PIB, su nivel más alto desde que hay registro.

En un marco donde los casos confirmados llegan a 17, el Ejecutivo ha advertido que no habrá medidas suplementarias, sino que se apelará a la reasignación de recursos en caso de tener que cubrir un plan de contingencia mayor ante el virus, acción que confirman desde la Dirección de Presupuestos.

Tomando como antecedente que la enfermedad ha cobrado la vida de 4.262 personas y tiene a 118.100 contagiados en el mundo -con China e Italia como los más afectados-, los economistas locales advierten que no se debe postergar ni un punto de lo comprometido socialmente.

Aunque no todos explicitan que el camino sea subir más el gasto, sí concuerdan en que el camino para que el país retome el crecimiento pasa por atender la crisis local.

“La trayectoria macroeconómica sigue afectada en los temas internos más que en coronavirus”, señala el economista y académico de la U de Chile, Alejandro Alarcón, por lo que no cree que las autoridades “vayan a poner en riesgo la agenda social”.

En esta misma línea está el economista jefe de Euroamérica, Luis Felipe Alarcón, quien aun cuando asume un escenario de mayor riesgo a medida que se acerca el invierno, no cree que el Gobierno de pie atrás.

Más categórico, el director del centro de Estudio para el Desarrollo, Luis Eduardo Escobar, advierte que “de ninguna manera” es plausible que el Gobierno no cumpla lo comprometido, ya que “atenta contra todo objetivo de mantener una actividad económica lo mas alto que se pueda en las circunstancias en que se encuentra el país”.

Ello, aun cuando se deba elevar el nivel de endeudamiento. Así lo ve la directora ejecutiva del CEF de la Universidad de los Andes, Cecilia Cifuentes, quien asume que en el caso de que se replique lo que hoy ocurre en Italia, en donde el país está por completo en cuarentena con ocho mil personas contagiadas, el escenario “podría ser complejo, tanto fiscalmente como desde el punto de vista de actividad económica”.

No obstante aquello, advierte que “no deberían verse afectadas las políticas ya aprobadas y las que están en discusión”, por lo que considera que el financiamiento de la agenda no está en jaque sino que más bien lo que se verá presionado será el nivel de endeudamiento.

En una lógica similar está el gerente de macroeconomía del Departamento de Estudios de Security Inversiones, César Gúzman, quien hace énfasis que con un escenario fiscal ya exigido “el costo de mayor deuda será menor que el beneficio de más gasto” para financiar lo comprometido por el Gobierno.